Mientras escribía esta mañana mi columna de televisión de cada domingo en La Vanguardia he sabido de la muerte de Bigas Luna. Me ha entristecido pensar que sus burritos le van a añorar mucho…, y yo también. Ha sido una de las personas más fascinantes que he conocido. Me acompañó un par de veces a ver sus lechugas y sus gallinas felices, y a pasear por la playa de Torredembarra con su perro, mientras me ilustraba con las muchas e insólitas cosas que sabía.
Le he dedicado las últimas líneas de esa columna.