La Vanguardia 27-1-2013 | Crítica de TV: ¿Ha cobrado en dinero B?
CHINCHAR. La industria de la televisión rosa consiste en cabrear a famosos: se trata de chinchar, pinchar, incomodar al famoso hasta hacerle saltar, provocarle hasta sacarle de sus casillas. Un enfado de famoso es un tesoro, cada desplante de famoso es dinero. Se trata, por tanto, de vencer la tentación de la diplomacia, de obviar la delicadeza, de aparcar todos los miramientos, y de preguntarle al famoso acerca del asunto que más pueda molestarle o azorarle. Si su novia acaba de dejarle por otro, se trata de preguntarle “¿qué tal el amor?” La industria de la televisión rosa es así de elemental y eficaz: un poco de incordio y contrariedad, más un poco de incertidumbre, más un poco de erotismo morboso.
MONTORO. La política debería tomar nota de esta dinámica tocapelotas televisual. Lo hizo esta semana el portavoz del PSOE en la comisión de control parlamentario al ministro Montoro: “¿Ha cobrado usted en dinero negro?”, preguntó el político de la oposición, mirando al ministro y sin pedirle perdón. ¡Muy bien! Aplaudo (como ciudadano que paga impuestos sin trampas). Tolerancia cero con los que nos gobiernan: ¡pongámosles en todos los bretes, que por algo les pagamos el sueldo! Tras esa pregunta incómoda, las cámaras de televisión han recogido la contrariedad en el rostro del ministro. ¡Falta de costumbre!: en los manuales de ministro español (y de conseller autonómico) no está previsto que se les pregunte sin temor reverencial. ¡Y ya va siendo hora! Es urgente una revolución periodística: desterremos la reverencia versallesca y el estilo Hermida y preguntemos sin rodeos y apuntando al bolsillo. Lo hizo hace unos meses Jordi Évole (Salvados) con los responsables de tesorería de PP y PSOE, y por respuesta recibió una velada amenaza de Vicente Martínez Pujalte (PP): “No juegue con fuego”… Los políticos amenazan con que sin ellos no hay democracia, ¡pero son sus juegos de manos los que la erosionan! El ministro Montoro, ante esa pregunta televisada, optó por hacerse el ofendido, denunció la ruindad
Es ya urgente una revolución en el estilo periodístico: preguntar a bocajarro, sin temor reverencial de su oponente (?)… y no respondió. Un ministro del Gobierno del reino de España es incapaz de decir: “No, jamás he cobrado en dinero negro, lo juro por mi honor”… Si mañana sale en prensa que sí ha cobrado dinero B, se pondrá de perfil y esperará a que amaine. Y amainará… por culpa de los periodistas: por no incordiar. Lo propuso Enric Juliana en El debate (jueves noche, TVE): hagamos preguntas acotadas, cerradas, bien dirigidas, en vez de abrir causa general contra la corrupción política, lo que nos dispersa y debilita, y al fin queda todo en agua de borrajas. ¿Veremos un día en TVE un programa de entrevistas en el que se le pregunte de verdad a un político?: ¿cuánto cobra en dinero A y en dinero B? ¿Cuánto se han enriquecido usted y su familia? ¿Por qué sale en la foto junto a un compañero corrupto? ¿Por qué no evitó que el partido que lidera se financiase ilegalmente, fue por negligencia o por complicidad? Y así.
‘EL GRAN DEBATE’. Los partidos, entre tanto, se permiten amenazar al periodismo. Al PP le incomoda más que un programa de televisión –El gran debate (Telecinco, sábado noche)– hable de un tesorero corrupto que acogerle en los despachos de su sede. Y, con un tic muy antañón, ¡el PP ha presionado a Telecinco para que cambie de tema…! Si El gran debate deja de hablar del actual partido de Gobierno, entenderé que la amenaza ha funcionado.