La Comarca | Víctor Amela: ‘El Matarraña es un reducto de naturaleza virginal’, por Emma Zafón
El periodista y escritor Víctor Amela lleva 28 años trabajando en prensa, radio y televisión. Es co-creador de las exitosas ‘Contras’ de La Vanguardia, donde ha hecho más de 1.500 entrevistas. El sábado firmó en la Librería Serret de Valderrobres su última publicación, ‘Casi todos mis secretos’.
Voy a hacerle una Contra al gran maestro de las contraportadas.
Haremos lo que podremos. Lo cierto es que prefiero hacerlas a que me las hagan.
Háblenos de ‘Casi todos mis secretos’.
Es un libro donde he recogido cosas que me gustan. Hablo de viajes, de personajes que he conocido haciendo La Contra de La Vanguardia y vivencias que quiero compartir con los lectores. Yo soy el protagonista y los lectores me encontrarán haciendo de todo.
¿Cómo decide que va a desnudarse delante de todos?
Hace 28 años que soy periodista. En media vida de profesión he entrevistado a gente, hablado de libros, de programas de televisión… Y es cierto que analizando todo eso he acabado hablando un poco de mí mismo. Pensé que ya tocaba, sin intermediarios, contar las cosas que me gustan, hablar de los personajes que me han enseñado algo, de los libros que me han gustado, de paisajes que me han emocionado, y de viajes de los que he aprendido. Son vivencias que al final, cuando estás con los amigos en una agradable sobremesa después de comer o cenar, acabas comentando y ves que hacen gracia. Pensé que valía la pena hacer un esfuerzo y recordar todo aquello que me gusta explicar y que divierte a la gente.
¿Y por qué de un modo tan personal?
Para ser honesto y sincero, lo mejor es hablar de uno mismo. A veces tenemos la sensación de que inventando unos personajes desarrollamos nuestro espíritu creativo, pero lo que en verdad sucede es que el novelista quiere hablar de él mismo y no sabe cómo. Decidí quitarme la máscara y plasmar aquí lo que pienso, mis reflexiones. De hecho, hay alguna que es bastante atrevida y que puede resultar, incluso, escandalosa.
¿Qué vínculo le une con el Matarraña?
Para empezar, tengo que decir que mi abuelo era de Forcall (cerca de Morella). Quizá por eso siempre hablo de un territorio imaginario que se conoce con el nombre de Ilercavonia. Era un territorio donde vivían los ilercavons, una tribu íbera que encontraron los romanos cuando llegaron a esta zona. Vivían en las tierras que hoy en día son el Matarrañan, los Ports de Morella, la Terra Alta y el Maestrazgo. Esto es la vieja Ilercavonia y yo aquí me siento en casa.
De hecho, es prácticamente su casa.
Cuando era pequeño, en Forcall, recibí muchas sensaciones: el sabor de la cuajada recién hecha, el olor de una tienda donde vendían zapatillas de cáñamo, el ruido de los burros por la calle cuando el tío Braulio iba a labrar la tierra… Todas estas vivencias a la edad de nueve o diez años quedan grabadas permanentemente. Luego dejé de ir al pueblo durante muchos años y cuando ya tuve coche, volví a rodar por aquí en busca de un pueblo que me causara las mismas sensaciones.
¿Y lo consiguió?
Sí, en el Matarraña. Para mí, los pueblos del Matarraña eran, a finales del siglo XX, como Forcall en los años sesenta. Todavía encontré muchos de esos elementos que avivaron mis sensaciones como las casas de piedra, las calles sin asfaltar, las fuentes y los ríos llenos de agua. El recuerdo que tengo de los Ports de Morella en los años sesenta es que había agua en los ríos, y ahora no hay. Aquí, el paisaje sigue siendo virginal, puedes encontrar elementos que ahora ya no ves en el resto de España. El Matarraña es un reducto de naturaleza virginal.