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CRÍTICA DE TV 16 de marzo 2012 | Cómo despellejar conejos

17/04/12 por Victor Amela

CRÍTICA DE TV 16 de marzo 2012 | Cómo despellejar conejos
Tú sí que vales (Telecinco), el talent show que en principio parecía una ñoñería de programa, está funcionando como un cañón y es una de las propuestas televisivas más amenas y apetecibles del momento.
La materia prima es la misma de siempre: conciudadanos con el anhelo de ganarse la vida con sus talentos, fundados unos, desconcertantes otros, patéticos algunos. Pero todo este material humano es la mera excusa para que el jurado se pronuncie… y es ahí donde reside el verdadero espectáculo.

Porque el telespectador está esperando con impaciencia a que estos concursantes finalicen sus humildes actuaciones para, acto seguido, asistir a la valoración del jurado profesional (Risto Mejide, Merche Trujillo y José Corbacho) y, particularmente, a los dardos afiladísimos y certeros que dispara Risto Mejide a diestro y siniestro. El telespectador se estremece con algunos dicterios de Risto Mejide, pero le encanta oírlos, porque el telespectador es sádico por naturaleza. Risto despelleja a sus víctimas como mi tía despellejaba a los conejos, de un tirón y cabeza abajo. Esto gusta.

Gusta que Risto tenga un criterio exigente y severo, hoy que todo son enjuagues y componendas, emplastos y paños calientes. Gusta que Risto se exprese como los rectos maestros de la vieja y extinta escuela, que no dudaban en humillar al alumno (recuerdo a un profesor que disfrutaba poniéndonos motes ofensivos a los chavales, y a nadie se le ocurría demandarle ni nada). De todos modos, la feliz interpretación de Risto (el éxito en televisión presupone saber interpretarse bien a uno mismo) ha ganado en brillo y contraste desde la incorporación al jurado de José Corbacho.

José Corbacho valora y argumenta con tanto criterio (o arbitrariedad) como Risto Mejide, pero desde la empatía humanística y la compasión. Mejide le espeta a un concursante: “Tendría que echarte a patadas del escenario”, y Corbacho le afea: “No hay que echar a nadie a patadas”. Entonces Risto se pica y le ruge: “Déjame hacer mi trabajo o te echaré también a patadas”. Corbacho no pierde la serenidad. Corbacho encarna la parte benévola de la audiencia, la que le diría a Risto que se pasa tres pueblos. Sin Risto, Corbacho parecería blando; junto a Risto, resulta justo. Junto a Corbacho, Risto parece aún más cabrito. Mejide y Corbacho forman una pareja de gran eficacia televisiva, se benefician.

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