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CRÍTICA DE TV | Barça, Madrid, televisión, España

20/01/12 por Victor Amela

CRÍTICA DE TV

Barça, Madrid, televisión, España

Víctor-M. Amela
NEGOCIO.
El fenómeno de Punto pelota un 13%-,justo después del partido Madrid-Barça. Cada derrota futbolística del Real Madrid se traduce en una victoria de audiencia de Punto pelota.El telespectador barcelonista disfruta muchísimo asistiendo a la consternación de los comentaristas promadridistas de Punto pelota.Josep Pedrerol y los responsables del programa saben que están levantando un espectáculo de emociones. Se trata de presenciar la tristeza, enfado y depresión de los perdedores, y el gozo (contenido o desparramado) de los ganadores. El negocio implica fichar a comentaristas que se sientan vivamente implicados con el Real Madrid o con el Barça, y encararlos. Ya está. Habrá crisis, pero no aquí: la dinamo Barça-Madrid moviliza el motor de la industria audiovisual española. Es verdad que el énfasis, pasión y vehemencia de los comentaristas es crucial: ver al periodista merengón Tomás Roncero rasgarse las vestiduras ante el juego del Real Madrid y las decisiones de Mourinho es un regalo muy gratificante para el barcelonista. La vida es muy paradójica: el seguidor barcelonista alimenta la cuenta de resultados de un canal de televisión madridista al que le conviene que el real Madrid pierda.

FRAGA.
Fraga ha muerto. TVE emitió el lunes un documental sobre la vida de uno de los hombres que más han influido en las vidas de los españoles. Aunque sea sólo porque fue él que implantó en España la televisión y se empeño en llevarla hasta los pueblos más apartados a través de los llamados «teleclubs». Un televisor se instalaba en un local del pueblo y la gente acudía, pasmada y fascinada, a descubrir lo que pasaba más allá del pueblo, en las ciudades, en el mundo… Y a soñar. TVE nació para propagar los principios del Movimiento y los dogmas de la Santa Madre Iglesia, pero lo que la gente vio en la pantalla fueron minifaldas y seiscientos por populosas urbes. Y más de un joven de esos pueblos se animó a emigrar, espoleado por la ilusión de vivir en colores lo que venía viendo por la televisión en blanco y negro. Fraga, sin pretenderlo, disolvió familias: puso una bomba atómica en cada pueblo al fomentar la televisión. Una bomba de fragmentación poco después, cuando cada casa pasó a tener su propio televisor junto al fuego del hogar. Fraga cambió la faz de España.

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