La maleta de José Antonio
Víctor-M. Amela
La reliquia, mostrada en Intereconomía TV, busca ejercer una alta presión simbólica sobre el marianismo
SUPERSTICIÓN.
La superstición marca nuestras vidas mucho más de lo que nos gusta aceptar. Echa un vistazo a los programa de videntes de las madrugadas televisivas, a las páginas de horóscopos de los diarios, a los rituales de los deportistas y los hinchas (si mi equipo no marca, cambiemos al entrenador o al presidente… y empezará a marcar), e incluso a los rituales de la política (si el paro crece, cambiemos de gobierno… y decrecerá el paro). Estas supersticiones (recuérdese que Borges describía la democracia como «esa superstición de la estadística») no son patologías: son muy sensatas, porque la realidad no es nada razonable. La clave es la convicción, como la expresa el vidente de la tele Sandro Rey, al que le basta oír el timbre de voz del comunicante telefónico para saber cuándo y dónde encontrará trabajo, en qué trabajará y en qué calle será, o cuándo y dónde se enamorará. Sandro Rey jamás permite que la realidad le estropee una predicción, y por mucho que el oyente le discuta algún dato, él rebate al consultante hasta hacerle dudar de su propia realidad. Magistral. Soraya Sáenz de Santamaría, la mujer que más manda en España, debería aprender el método. Sandro Rey reparte al tuntún números de la suerte, combinaciones de números de billetes de lotería que él asegura que obtendrán premio. Con tantos números como ha repartido, raro será que alguno no haya salido premiado.
LUCAS.
Quien también parece dominar los hilos invisibles del azar es el amigo Juan Ramón Lucas, director y conductor de En días como hoy,el programa matinal de RNE Radio 1: siempre que se aleja del micrófono para ir al baño, ¡sale uno de los premios grandes! Sabiéndolo, en esta ocasión él y su equipo decidieron anunciarlo a sus oyentes: «En este momento, Juan Ramón Lucas se levanta para ir al baño, así que España debe saber que en los próximos minutos saldrá un premio importante, quizá el gordo». Y apenas un minuto después, salió el premio gordo. Lucas volvía a su puesto con el premio cantado. Sería frustrante si no fuese porque Lucas y su equipo saben darle la vuelta al hecho y convertirlo en un signo de identidad, una magia simpática por ausencia. TVE no ha entrevistado a un premiado, sino el propio chamán Lucas, propiciador de fortunas loteras.
Lo de «la maleta» me parece de lo más rancio y arcáico. Como puede ser que esta gente aún en pleno siglo XXI siga pensando, opinando (y criticando) como si vivieran en el siglo pasado. Lo curioso del caso es que no solamente aquello contertulianos de cierta edad transmiten esa ideología y ese tipo de opiniones sino que además lo hacen los más jovenes, como si se tratára de cachorros del franquismo cuando ni siquiera habían nacido.
Si me lo permite, aprovecho para saludarle, Sr. Amela. Le sigo desde hace algún tiempo en «La Vanguardia» y sobretodo en Arus Citys en 8Tv. Disfruto con sus comentarios y con las «pocasoltadas» de Joan Spin.
Hay más preguntas, por ejemplo, ¿cómo puede ser que en pleno siglo XXI sigamos confiando en un viejo sistema liberal que ha llevado a este país a vender su soberanía al capitalismo salvaje cruel e inhumano, de la mano de una partitocracia deshonesta hasta decir basta y un sindicalismo vasallo y esclavo? José Antonio fue el único político español que intentó parar el conflicto entre las «dos Españas», porque él sólo reconocía una. Un hecho que se ha mantenido en secreto -despiadado- durante muchos años. Un acto de semejante generosidad no debería provocar la burla. Si hubiese sido un gesto de cualquier otro político, de izquierdas o derechas, habría sido grandiosamente alabado, al menos por unos o por otros. ¿Cómo puede ser que en pleno siglo XXI persistan los viejos prejuicios , con tanta información, tanta cultura y tanto periodista libre como hay por todas partes? Lo suyo fue generosidad, honradez, inteligencia, ejemplaridad y coraje. ¿Cómo puede ser que esto siga dando tanto miedo? Echen un vistazo a su alrededor y juzguen ustedes mismos.