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Políticos en los medios: CONECTADO | La inmolación de Zapatero

16/11/11 por Victor Amela

CONECTADO

La inmolación de Zapatero

Víctor-M. Amela
Tecnocracia.
Visto y oído en 24 horas (La 1), en boca de Antonio Papell: «Los mercados fuerzan las dimisiones de nuestros gobernantes, y tecnócratas no electos sustituyen a políticos elegidos en las urnas». Es el medular debate del momento. ¿Políticos o técnicos? ¿Democracia o tecnocracia? Caen los gobernantes electos, toman el poder los tecnócratas. Lo aceptamos en silencio, penitencia casi inconsciente asumida como sabiendo íntimamente que somos corresponsables de esta crisis de crecimiento capitalista. Por eso aceptamos el castigo con la vista baja. ¿Políticos elegidos por el mercado electoral o técnicos elegidos por el mercado financiero? Voten. O no: no hace falta.

Democracia.
«La diferencia entre Italia y España es que a Monti le ponen ahí y nosotros vamos a elegir a Rajoy. ¡Me importa mucho esta diferencia! Esto refuerza la posición de España, ¿no?», opina la periodista Esther Esteban en En días como hoy (RNE-Radio1). «Pues yo dudo que a los mercados que prestan dinero a España les importe mucho el nivel democrático: ¡sólo les importa qué dinero pueden ganar y cuándo van a cobrar!», reflexiona Esther Jaén, su contertulia. Las dos tienen razón. «¿Estamos en manos de la política? ¿O de economías interesadas en un euro débil?», pregunta Juan Ramón Lucas, centrando la cuestión. De lo que se siguen notas de política interna española:

«Los mercados han hecho caer a gobernantes de países con economías en crisis, y a Zapatero le hicieron rectificar su política, otro modo de hacerle caer». Más pinceladas interesantes: «Gracias a esas reformas de Zapatero, no estamos ahora intervenidos como Grecia. ¡Ahí ZP se inmoló!». Cierto. Que se vaya a su casa, pero ¿le reconoceremos a Zapatero los servicios prestados? Yo lo hago ya. Pero tendrá que discurrir media legislatura de Rajoy para que lo haga la opinión pública. Rubalcaba borra de un plumazo a Zapatero, que ha tenido el coraje de atribuirse los cinco millones de parados. «Ha sido durísimo reconocer eso», admiten las Esther. ¿Son todos capaces de un gesto así?

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