El 1 de agosto de 1938 era lunes y el cielo ardía de sol y pólvora cerca de la Pobla de Massaluca. El 1 de agosto de 1938, en la Pobla de Massaluca, allá en la Terra Alta, soldados catalanes del Ejército republicano se topaban con su destino. Habían cruzado el río Ebro una semana antes, y no podían imaginarse a sí mismos como protagonistas de la más fiera y más cruenta de todas las batallas jamás libradas sobre suelo de España en su violenta y sañuda historia. Uno de aquellos desprevenidos soldados se llamaba Josep Amela. Aquel 1 de agosto de 1938 era día de cumpleaños para Josep Amela: cumplía 18 años de edad.
El 1 de agosto de 1938, en la Pobla de Massaluca, una bala felicitaba el cumpleaños a Josep Amela atravesándole la tetilla derecha.
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Josep Amela era mi tío. Josep Amela había nacido en Barcelona el 1 de agosto de 1920, en el barrio de la Trinitat Vella, hijo de Victor Amela Ejarque, de Forcall, y Carmen Ferrando Muñoz, de Ares del Maestre, y fallecía en Barcelona el 28 de junio de 2005, con 84 años de edad. Por tanto, aquella lejana bala de Pobla de Massaluca, aquella bala de su 18 aniversario, le regaló 66 años más de vida a mi tío Josep Amela: herido de cierta gravedad en el pecho, fue evacuado a Barcelona. Y eso le libró de una muerte casi segura, la muerte de tantos jóvenes catalanes de su quinta -la “lleva del biberó”-, chicos menores de edad movilizados por el Ejército de la República.
Te decia que rebuscando informacion sobre Gandesa y la batalla del Ebro, me he encontrado