Víctor-M. Amela
EL MONO.
Un chimpancé concursa en Involución (Neox) y Belén Esteban entrevistará en un nuevo programa (Telecinco). Son dos novedades televisivas no relacionadas entre sí, desde luego, pero que han inquietado a algunos telespectadores activos en foros de las redes sociales. Sobre el chimpancé Darwin (nombrecito que recuerda la humorada que al mono del famoso anís le impuso la cara del sabio inglés), se dedica a jugar al «piedra, papel o tijera» contra los sucesivos concursantes famosillos, cosa que ha molestado a algunos defensores de los animales. No he visto que se maltrate demasiado al mono Darwin, al menos si lo comparo con el tute humillante a los pobres concursantes, que me recuerda los momentos más asfixiados y jadeantes del ya lejano
El gran juego de la oca. De todos los primates que intervienen, el amiguito Darwin resulta ser la criatura más digna y la que mejor parada sale. Hay que ser muy hirsuto y asilvestrado para concursar en Involución (o ser muy amigo de Flipy): te meten en una piscina de bolas, te cuelgan de una liana y te balancean y golpean, te centrifugan en un tiovivo… Después de concursar aquí, al zarandeado concursante deben de entrarle ganas de pedir asilo político en la jaula del señor mono Darwin.
LA ESTEBAN.
Y luego tenemos lo de Belén Esteban, que ahora anda grabando el piloto de su programa de entrevistas, parece que más cercano a Un país en la mochila o España directo que de A fondo, entendámonos: la «princesa del pueblo» se paseará por rincones de España para departir con artesanos del queso, de la sidra y demás. Belén Esteban no será en verdad entrevistadora, sino paseante con derecho a diálogo: no se alarmen quienes se rasgaban ya las vestiduras ante la irrupción de la Esteban en el género periodístico de la entrevista. Al género en cuestión lo mancillaron ya en su día Urdaci y Dávila, de modo que bien puede sobrevivir a la Esteban. No veo intrusismo: cualquiera puede entrevistar, nadie imparte licencias para entrevistar. Belén Esteban, pues, puede entrevistar a quien se le antoje, sin que por ello el periodismo padezca: será entretenimiento. El periodismo es otra cosa, sea lo que sea…, y no necesariamente la más requerida por el soberano telespectador.