De lo social y lo económico, Jaime Arias
Es cuestión de volver al sentido hospitalario y de amor pregonado por Don Quijote y… Pablo de Tarso
Sabido es que al dinero lo tachan de cobarde. Tal vez, justificable, en tiempos turbulentos y a la entrada en una nueva era de la humanidad. Pero en su perspicaz columna, Isabel Garcia Pagan advierte que «no hay dinero». Sucede que el dinero huye hacia tierras incontrolables. ¿A buen recaudo? Quién sabe. Acaso sea oportuno imitar al gobierno italiano de la posguerra: decretar una amnistía fiscal para el retorno de capitales. A condición, eso sí, de que promuevan empleo.
Procurar trabajo a los parados es, por cierto, una de las prioridades enunciadas por el doctor Xavier Trias. El candidato convergente a la alcaldía de Barcelona está con los que entienden la recuperación económica unida a la problemática social. Lo reafirmó en una realista intervención ante los socios de Diálogo,en el coloquio que convocó Joaquim Llimona. Otras prioridades: la mejorable enseñanza en colegios que exigen magisterios aún más elevados.
Tema importante es, asimismo, el de la seguridad y protección de la convivencia ciudadana. Lo requieren las libertades democráticas de los agentes de la guardia urbana. Lo cual va ligado a la atracción turística y su buena fama entre los millones de visitantes. Las dictaduras lo tienen más fácil, a base del «ordeno y mando».
El candidato convergente Xavier Trias es de los partidarios de conseguir y fomentar la visita de clientelas de calidad. No es tan sencillo. Garantizarlo no sólo consiste en disponer de hoteles de alto rango. También debe ser de calidad el servicio, con igual vocación que en tiempos del formidable primer despegue de tan fértil industria. Es cuestión de volver al tradicional sentido hospitalario y responsable que reconoció a Barcelona el cervantino Don Quijote. Un espíritu de hidalguía que inspira a Trias a asegurar que tenderá la mano a sus oponentes en cuantas iniciativas crea positivas para los barceloneses.
Son un estilo y un tipo de reflexión que encajan bien estos días, dentro del clima propicio a solidaridades humanas. Como el que Víctor Amela y Roser Amills han reunido, mano a mano. Son 101 declaraciones apasionadas en Paraules d ‘amor. «Ha vuelto el romanticismo», constata nuestro inquieto compañero Víctor, ejemplo de periodismo plural, inteligente e hiperactivo. El privilegio de la edad permite asegurarle que el amor siempre anduvo entre mortales, de igual modo que Teresa de Ávilaencontraba huellas divinas entre los pucheros.
En el edificante álbum, del que la dinámica Roser es coautora, compruebo que el abad de Montserrat, Josep Maria Soler, evoca el inmortal himno al amor que pregona Pablo de Tarso en la primera epístola a los corintios : «Qui estima és pacient, és bondadós, no té enveja, no és orgullós, no és groller ni egoista… ho suporta tot… no perd mai la confiança, l´esperança… l ´ amor no passarà mai».