Víctor-M. Amela | Un comentario crudo, inconscientemente envenenado y bestia, abría anteanoche el impresionante reportaje ETA a la ciutat dels Sants (Sense ficció,TV3, miércoles noche). El comentario lo formula en voz alta ante el periodista Albert Om quien era alcalde de Vic cuando ETA asesinó a nueve personas – niños cuatro de ellas- hace 20 años en aquella ciudad catalana, y es la siguiente: «¿Por qué ETA tenía que venir a atentar a Catalunya, si ellos sentían un sentimiento de vascos como nosotros de catalanes?»
Esta loca frase (que expresa una moral intoxicada por la política) justifica por sí sola la necesidad de un ejercicio periodístico de alto calado y un análisis en profundidad como el que ha servido el reportaje de Albert Om. Porque esa frase resume la distorsión con que ha sido visto el terrorismo vasquista a menudo: los atentados eran comprensibles si se asesinaba a alguien de derechas, político, funcionario, militar, policía, guardia civil o español no catalán. Y resultaban incomprensibles e injustificables si el asesinado era de vecindad catalana.., dado que el catalanismo debiera ser un escudo – ¿un aliado?-del terrorismo vasquista. Pensamiento de inquietante moralidad, pero tristemente extendido y que explicaría que ningún homenaje a las víctimas se hiciera en Vic hasta 18 años después…
Impresiona también el testimonio del periodista Bru Rovira, que documenta el contraste entre la ira de los ciudadanos catalanes contra los etarras muertos en acción policial y el inmediato recibimiento en sus pueblos como héroes de la patria vasca… Albert Om ha descubierto, además – es el narrador y en parte protagonista de su reportaje: fue el primer periodista que se presentó en el lugar del atentado-,que ¡una pintada a favor de ETA campaba en un monumento en plena plaza de Vic durante el funeral de los guardias civiles! Nadie la borró: ahí está, en las fotos. «El catalanismo político y los jóvenes estaban fascinados por el País Vasco…», reflexionan hoy Àngel Colom y Antoni Batista. Albert Om sirve así una reflexión muy desasosegante acerca de los frágiles componentes morales y humanistas de la actividad política.
Mediante sus entrevistas a personalidades políticas diversas, Om ha explorado la cuestión de fondo: «¿hubiera habido una reacción distinta si en vez de ser en un cuartel de la guardia civil, el atentado hubiera sido en la plaza Mayor de Vic?». «Querría creer que no…», responde Pujol.., sin convicción.