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Entrevista en El periódico Mediterráneo de Castellón

21/02/11 por Victor Amela

PASABA POR AQUÍ. El Periódico Mediterráneo de Castellón, septiembre de 2007
Víctor M. Amela PERIODISTA, ESCRITOR, PROFESOR, TERTULIANO Y ANALISTA DE TELEVISIÓN : «Lo mío es contar historias, como si fuera un transportista de ideas»

02/09/2007, por AMPARO PANADERO, Página 14 edición papel

NACIMIENTO BARCELONA, 1960.

PROFESIÓN PERIODISTA.

TRAYECTORIA PREMIO DE LA ASOCIACIÓN DE LA PRENSA DE MADRID. HA IMPARTIDO CLASES EN LA UAB Y LA URL. AUTOR DE VARIOS LIBROS DE ENTREVISTAS Y DE LOS TEXTOS DEL RECIENTE LIBRO DE IMAGENES ´RECORDS DE LA VIDA FORCALLANA´.

Él escribiría: «Tengo 47 años, soy periodista, nací para serlo, vivo habitado por las palabras, por las personas, nunca perdí mi curiosidad, ni mi sorpresa ante la vida. Crecí entre la ciudad y los recuerdos de un pequeño pueblo de las montañas, donde los sueños son de piedra y el aire limpio. Soy un contador de historias». Así son las entrevistas de La Contra, en la contraportada de La Vanguardia. Amela, Amiguet y Sanchís, trío periodístico, acaban de protagonizar una exposición en Barcelona sobre la década de esta sección que es referente del periodismo nacional. Pero Víctor Amela ha recorrido otros caminos. TV3, Cadena SER, siete años junto a Gemma Nierga y Boris Izaguirre en La ventana, y ahora –esto, como él dice, es una primicia– junto a Juan Ramón Lucas en Las mañanas de RNE. Y sigue en TD8 con Lluís Amiguet –hijo del castellonense Vicent Amiguet–, en el programa Per Contra. Ha escrito libros, imparte clases, y su corazón quedó atrapado en las raíces de Forcall, en sus sentimientos hacia Morella, y en los recuerdos del mar de Torreblanca y Torre la Sal.

–Su verano siempre transcurre entre el mar y la montaña.

–Estoy enamorado del paisaje de la Horta de Sant Joan, donde paso parte de las vacaciones, en una masía, en la montaña, en la Terra Alta, junto al Matarraña y Els Ports. Me recuerda a mi infancia en Forcall, cuando nos bañábamos en el río.

–¿Cómo? ¿Hermanando las tres comunidades?

–Sí, me muevo entre los tres territorios, es divertido. Vas por la carretera y estás en Cataluña. De repente pasas a Aragón o regresas a Castellón.

–Y ahora está en Torreblanca.

–Desde joven he venido aquí, al apartamento de mis padres.

–Lugar de amarga publicidad.

–Vaya, sí, lo cierto es que era un lugar olvidado y entre Marina d´Or, que es una especie de monstruo que crece, y lo sucedido con ETA, ha estado en primera línea informativa y el pueblo no está tan tranquilo como era.

–Descubrir historias y a personas es un placer, ¿verdad?

–Tras 10 años de La Contra, piensas en los comienzos, en las entrevistas a gente reconocible, pero, claro, la nómina de famosos se acaba, y descubres con gran placer que hay mucha gente anónima, gente corriente que tiene algo interesante que decir, que hace cosas interesantes. Y al lector le gusta compartir estas historias que contamos.

–Ya me gustaría a mí…

–Es fantástico. Te lanzas a buscar, husmear en la realidad, en la sociedad, la gente te escribe, te propone historias. No sabes cuánto placer se siente como periodista, al disfrutar y descubrir algo, a una persona, y ser el primero que lo muestra, que lo cuenta. Es todo un orgullo.

–¿Qué momento atraviesa esta profesión periodística?

–Es un momento muy difícil, porque todo se basa en alcanzar la máxima cuota de mercado, y la prensa escrita intenta mantener el tipo, porque hoy lo que cuenta es la televisión y la radio, y la prensa parece ser la hermana pequeña de los medios. Hay cierta preocupación, desesperación por el qué hacer, cómo combatir. Hay prensa que se ha lanzado al contraataque, buscando el impacto más primario. No sé cómo salir de este círculo. La prensa se siente acorralada frente a la televisión, aunque se reflexione de vez en cuando sobre su papel en la sociedad. Una forma de diferenciarse lo está haciendo La Vanguardia, profundizando en temas de la vida ciudadana, en el sentir a flor de piel los problemas de grupos sociales, defender y cuidando la calidad de vida, convertiéndose en papel denuncia frente a los gobiernos, defensor del pueblo.

–¿Cómo debemos mirar la TV?

–Con mucha distancia, con ironía, intentando reírse, con mirada desmitificadora. La TV la hemos visto siempre por inercia, con un ojo demasiado dramático. Ha sido la televisión única, la que transmitía los mensajes del poder. Pero ya ha pasado esa televisión que era como una aparición. Ahora es un gran circo, con casetas y sus monstruos, y hay que vivirla como quien entra en Port Aventura. Y esta mirada rejuvenece, te hace inmune frente a las convicciones y te permite analizar por donde va el mundo, la trayectoria de la sociedad, tomarle el pulso.

–Pues sí que estamos bien.

–Hay una arritmia social, pero al final, si nos fijamos, de lo que habla la gente es aquello que dice la TV. Si te aíslas de este medio te aíslas de la sociedad.

–La imagen de su verano

–¡Ostras!, ¡Qué buena!. Mi imagen es una noche fantástica en Morella, cenando entre amigos bajo los porches, al aire libre, en esta ciudad interesante, tan hermosa, todo un lujo.

–Y habrá visto las dos velocidades, la costa y el interior

–Sí, claro, ahora mismo estoy viendo 1, 2, 3, 4, 5, 6, y 7 grúas que construyen cinco enormes bloques de apartamientos y creo que un hotel, Playa Ribera. El año pasado esto era marisma, marjal. Es un frenesí, el progreso, la construcción, pero… ¿A qué precio?. Y a 20 kilómetros. sientes que todo cambia, el aire se relaja, todo se vuelve más humano, el paisaje, Els Ports, el Maestrat.

–Siempre regresa a casa.

–Mi abuelo, Víctor Amela Ejarque, era de Forcall, y mi abuela, de Ares. En 1914 tuvieron que irse. Toda la familia emigró, a Cataluña y a Argentina. Y mi abuela, fíjate, se fue a parir a Forcall, en aquel tiempo, desde Barcelona. En la ciudad estaba sola, sin familia y vivían en Trinitat Vella, un barrio periférico; aquí, mi abuelo construyó con sus manos una casita. Ahora acaba de morir mi tío José, que vivía en esa casa levantada en 1914. Vaciando la casa he encontrado fotos de Forcall de hace un siglo, y unas cartas de mi tío desde el Frente del Ebro. Era de la quinta del biberón. Es novelesco, y te produce melancolía. Supone cerrar un ciclo de vida, de historia.

–Es un contador de historias.

–Lo mío es contar historias. Soy un charlatán. Me siento transportista de historias. Cada uno tiene una historia que contar y tu estás ahí, como un recadero que transporta ideas, sentimientos. Qué orgullo, es un lujo entrevistar, un privilegio. Escuchar y contar a los demás una historia, y escribirla, aderezarla. Cuando empecé con La Contra no sentía estas cosas, pero tras 10 años pienso que he nacido para esto y ojalá dure 10 años más.

entrevista a Víctor Amela en el Periódico Mediterráneo de Castellón

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