TVMania
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– Boris, divinísimo –
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Boris ha vuelto a la tele con programa propio. Boris Izaguirre estrenó el pasado lunes “Humanos y divinos” (La 1), un programa de entrevistas “educadas”. La educación, para el amigo Boris, pasa por halagar a quien se te ponga por delante. Boris es un entusiasta defensor de la educación y los buenos modales, que son los nombres con que él bautiza a la mentira, a la hipocresía social: es decir, a esa actitud que permite la vida en sociedad. Estoy de acuerdo con Boris: decir la verdad cruda y sin tapujos imposibilitaría la vida social, andaríamos siempre a la greña y acabaríamos en guerra civil y cada mochuelo en un olivo. ¿Es eso una virtud?
Viene esto a cuento de la actitud versallesca de Boris Izaguirre en su nuevo programa, al que de entrada invita a personajes que admira y respeta, a amigos y amigas, a conocidos íntimos, a compañeros de fiesta y variopintos actos sociales. Boris es una de las criaturas más festivas, sociales y exhibicionistas que conozco, un fervoroso apologeta de la belleza como virtud y de la frivolidad como actitud socialmente higiénica (“Animal de frivolidad” era el título de su columna de prensa en Venezuela), una persona que despliega una muy desarrollada inteligencia interpersonal, de modo que su agenda de celebridades, amistades y relaciones es probablemente la mejor nutrida de España. Boris la amortiza ahora a placer en “Humanos y divinos”, dónde no tiene empacho en adoptar la postura genuflexa (literalmente) al recibir a sus venerados invitados.
Boris se arrodilla pero no queda mal, porque lo hace con mucha elegancia, prosopopeya y teatralidad, de modo que perfila una genuflexión casi autoirónica. Pero no sé si todo esto es televisivamente eficaz: ahora se lleva el mal rollo, así que el divinísimo Boris puede quedarse solo con sus humanos invitados –“os adoro”, dice al despedirse- en el plató más amigable y educado del momento.
Victor Amela
Imagen de: photo credit: icanteachyouhowtodoit
No necesariamente un buen secundario puede hacer de «actor principal» (y viceversa, supongo). Boris esta genial cuando aporta sus comentarios a «algo mas». Un debate de lo que sea, pero que él pueda soltar su ingenio cada 3 minutos. Ahí cunde. El problema es cuando tiene que llevar todo el peso. No puede. Es algo similar a lo (creo) que ocurre con Sergi Mas.